martes, 29 de enero de 2013

Tortilla guisada






Así comienza la historia de la tortilla guisada: 
Un buen día mi bisabuela Alvarilla hizo mucha tortilla de patata, sobró esa noche, y la siguiente. Y mi bisabuela, harta, decidió guisar los restos y presentarlo como un nuevo plato. Mira qué bien: a todo el mundo gustó. Una receta simple y muy sabrosa. Excelente forma de reciclar, ¿verdad? Muy lógico y razonable. De la misma manera se lo conté a mi abuela Ricarda, se quedó unos segundos mirándome y me contestó un ''No'' rotundo. Con aire rebelde le pregunté: ''¿Y por qué no?''.
''Porque no sobraba nada, Blanca. Comíamos tortilla guisada porque está muy rica, ¡qué leche!''

Y eso os recomiendo yo: cocinarla y degustarla porque tiene un sabor... especial.

Tenemos una tortilla ya hecha y la vamos a guisar. Para el guiso necesitamos:
  • Media cebolla cortada en cuadrados.
  • Una pizca de pimentón.
  • Una pizca de sal.
  • Una pizca de cominos.
  • Dos dientes de ajo.
  • Una pizca de perejil.
  • Una pizca de harina.
  • Agua.
  • Aceite.
Rehogamos la cebolla, con cuidado de que no quede demasiado tostada, justo con ese color amarillo con que se queda cuando está blanda. Mientras se rehoga la cebolla a fuego lento, machacamos en un mortero los dos dientes de ajo, los cominos, el perejil y la sal. Cuando la cebolla esté rehogada, añadimos el pimentón a fuego lento y con cuidado para que éste no se queme. A continuación añadimos la mezcla del mortero, removemos un par de veces y añadimos el agua. Ponemos la tortilla dentro y añadimos más agua, si fuera necesario, hasta cubrir la tortilla. Dejamos cocer a fuego lento. A los 10 minutos de tener la tortilla cociendo, cogemos una cuchara y retiramos en un vaso dos o tres cucharadas del caldo y le añadimos la harina, removemos y la mezcla la añadimos a la tortilla. Dejamos cocer hasta que espese el caldo. Y tortilla guisada terminada.
Nota: añadir la harina es opcional, mi abuela dice que antes se hacía pero que ella ya no la añade y el resultado es el mismo.
A continuación las fotos de cómo me ha quedado la receta:




Miriam & Blanca

miércoles, 2 de enero de 2013

La Ricarda

Mi abuela se llama Ricarda, o "la Ricarda", como la conocen en el pueblo del que es originaria. Y cocina como los ángeles.
Su forma de cocinar no es estructurada: no pesa los ingredientes, las cantidades van a ojo y casi siempre cocina para más de cuatro personas. No escatima en nada y siempre sobra. Y la única manera para aprender alguna de sus recetas es estar ahí con ella haciéndolas. Porque si intentas que te las describa, te perderás muchas partes del proceso e incluso algún que otro ingrediente.

Por lo tanto, en las recetas que vayamos escribiendo aquí, no escribiremos cantidades precisas de los ingredientes (al menos no siempre) y tendréis que usar el sentido común o la improvisación.

Vamos a intentar ir escribiendo aquí algunas de las recetas de nuestra abuela. Las recetas no son nada nuevo ni novedoso y seguramente tengáis vuestra propia receta particular para hacer lo mismo que describimos aquí, pero aún así las escribimos, porque para nosotras, la comida de nuestra abuela es la mejor comida del mundo.

Antes de comenzar, hay que situar la procedencia de mi abuela, porque recetas de lentejas (por ejemplo) hay muchísimas a lo largo de toda España y la cocina varía muchísimo de un punto a otro del país. Nuestra abuela es originaria de un pueblo de la Alcarria, en Guadalajara, pero muy cerca de la frontera con Madrid. Ha vivido la mitad de su vida allí y la otra mitad de su vida la ha vivido en la capital.

Y ahora, sin más dilación, comienzo con una de las recetas. Espero que disfrutéis....

Iglesia del pueblo del que es originaria mi abuela en un amanecer de verano.